Por qué estudiar y practicar Teúrgia/Magia
Con cierta frecuencia
vuelvo a la pregunta sobre cuál es la finalidad de practicar la Teúrgia/Magia en el mundo moderno. Reflexionar sobre
esta pregunta con cierta frecuencia, me hace necesariamente obtener, cada vez,
una respuesta más o menos diferente de la que antes ya hubiera podido dar a la
misma, e introducir en ella nuevos elementos que me acerquen a la “Verdad” que
pudiera haber en ella. Así las cosas, mi
querido lector debe tener presente que estas reflexiones no son de ninguna
manera definitivas, sino solo una humilde y sincera aproximación a la temática
que se propone.
A decir del
sociólogo Max Weber el proceso de
desencantamiento del mundo y de la creciente racionalidad aparejada con este
proceso es lo que nos ha permitido conquistar el “progreso” de la modernidad.
Si bien esto es cierto, el proceso de racionalización e intelectualismo
que jalonó la sociedad durante el siglo XIX, radicalizó aún más la desconexión
del individuo consigo mismo y con el Macrocosmos del cual es imagen.
Es precisamente, ante
esta abrumadora sensación de desconexión y separatividad, ante este
desconsolador desasociego, que la Teúrgia/Magia cobra valor y preponderancia en
el mundo de hoy. Ella nos brinda la
posibilidad de entrar en contacto con nosotros mismos y con el absoluto,
llamado en la Tabla Esmeralda la “Cosa Una” y a partir de allí conectarnos con
nuestra realidad trascendente aportándonos nuevas maneras de leer y afrontar
nuestra realidad cotidiana. Bien dice
Israel Regardie: “el despertar del hombre
interno, su alineamiento con la consciencia y los poderes del universo que le
rodea”.
Pero para poder
comprender plenamente cual es el propósito u objetivo de la Magia/Teúrgia es
necesario practicarla. Solo aquel que se aboca a su estudio y practica puede
dimensionar, por conocimiento de causa, los efectos que tiene en su ser físico
y espiritual y en el mundo que le rodea. Así que a todos aquellos que pudieran
interesarse por la Magia los invito a estudiar y practicar, con humildad y
sinceridad, por un tiempo prudencial, a fin de notar los efectos que produce.
La Tabla Esmeralda,
establece que lo de arriba es como lo de abajo, por tanto el Hombre,
Microcosmos en el Macrocósmos, a través de la Magia y su método puede lograr el
conocimiento de sí mismo y entrar en comunión con su Dios Interior y así
armonizarse con la Cosa Una, con el Cosmos y sus Leyes y con las fuerzas o Aeones
que constituyen otros microcosmos distintos al suyo y que forman parte del
gradiente emanado de lo Absoluto.
Siendo el Hombre un
reflejo del Macrocosmos encierra en sí las Leyes Universales que rigen la
naturaleza y puede, a partir de tal conocimiento y de la práctica mágica
influir en sí mismo, en su medio, y ser señor o artífice de su propio destino.
Ahora bien, no puede
perderse de vista que este proceso de autoconocimiento, o de reconocimiento del
Ser Verdadero y de regeneración, reintegración, comunión y unidad que se logra
con la Magia/Teúrgia, si bien permite elevar la conciencia individual hacia los
planos superiores de existencia hasta conquistar las alturas del mundo de
Atziluth, en virtud del principio del mentalismo, según el cual, todo es mente,
o como afirma la física moderna, todo es vibración, repercute por resonancia,
cual dos diapasones que se acercan, en toda la humanidad, elevando también su
tasa vibratoria e invitándola a conquistar las mismas alturas.
Se verifica así lo
expresado por los Muy Honorables Fratres y Sorores del pasado en los Fliying
Rolls (Rollos Volantes), cuando expresan que “el
objetivo principal es lo que se llama Alta Magia o el desarrollo del lado
espiritual de nuestra naturaleza en contraposición con la naturaleza puramente
intelectual”. Es que con la
Magia/Teúrgia se Diviniza lo material y se materializa lo Divino.
Este proceso, sin
lugar a dudas, trae consigo el despertar de cualidades latentes en el Hombre, y
es por ello que Franz Hartmann escribe:
“Puede
definirse la Magia como la ciencia que trata de los poderes mentales y morales
del hombre y le enseña la posibilidad de regular los suyos y los ajenos. Para
estudiar los poderes del hombre, es necesario saber qué es el hombre y su
relación con el universo. Si debidamente lo investigamos hallaremos que los
elementos componentes del hombre son en esencia los mismos que constituyen el
universo, es decir, que el universo es el Macrocosmos y el hombre su fiel
reproducción o Microcosmos”.
Estos “poderes”
desarrollados le permiten lograr que se produzca un cambio, tanto a nivel
físico como a nivel de la conciencia, tanto de los cuerpos visibles, como de
los invisibles, de acuerdo con la voluntad, utilizando medios no comprendidos actualmente
por la ciencia occidental tradicional, con el propósito de obtener el
Conocimiento (GNOSIS) y la Conversación con el Santo Ángel Guardián. El Mago/Teúrgo entonces se convierte en un
artesano que puede modelar, a partir de su Voluntad, el Mundo.
Para concluir, diré
que la Magia se yergue como el faro que puede guiar al ser humano hacia la
consecución de la finalidad de su vida, permitiéndole realizarse a nivel
espiritual, mental y material; pero también puede dirigir a la humanidad, como un
solo cuerpo y un solo alma, a la conquista de la evolución colectiva del
planeta, que nos permita armonizarnos con el plano superior y habitar “La
Jerusalén celeste”, retornar al Jardín del Edén o hacer manifiesto el Reino
[Soberanía] de los Cielos.
La reintegración es
posible. El Hombre puede regenerarse y ascender por las esferas del Árbol de la
Vida hasta fundirse con la unidad, y la Magia/Teúrgia proporciona las
herramientas para la consecución de este fin.
Bien Expresa Paul Foster Case, citando a Eliphas Levi:
“La Magia es la divinidad del hombre realizada en unión
con la fe; los verdaderos Magos son Hombres-Dios en virtud de su íntima unión
con el principio Divino. No tienen miedos ni deseos; no los domina falsedad
alguna, no participan en ningún error; aman sin ilusión y sufren sin
impaciencia, reposando en la quietud del pensamiento eterno. Un Mago no puede
ser ignorante, ya que la Magia implica superioridad, maestría, madurez, puesto
que tal término designa la emancipación por el conocimiento. El Hombre-Dios no
tiene derechos ni deberes, sino la ciencia, la voluntad y el poder. El es más
que libre, es maestro, no ordena, crea; no tiene que obedecer, porque nadie
puede mandarle. Lo que los Hombres llaman deber, él lo llama su grato placer;
hace el bien porque lo desea y no quiere nunca otra cosa. Coopera libremente
con todo lo que hace progresar la causa de la justicia, y para él el sacrificio
es el lujo de la vida moral y la magnificencia del corazón. Es implacable hacia
el mal, porque no hay en él ni el menor rastro de odio hacia los malvados.
Considera el castigo infringido como reparación, como benéfico y no contempla
la idea de venganza”.
He aquí el ideal
Mágico/Teúrgico que debemos perseguir encarnar, y la Magia/Teúrgia es el camino
que nos lleva a él.
Fraternalmente in LVX,
L.A.M.