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lunes, 3 de marzo de 2014

Por qué estudiar y practicar Teúrgia/Magia

Por qué estudiar y practicar Teúrgia/Magia

Con cierta frecuencia vuelvo a la pregunta sobre cuál es la finalidad de practicar la Teúrgia/Magia en el mundo moderno.  Reflexionar sobre esta pregunta con cierta frecuencia, me hace necesariamente obtener, cada vez, una respuesta más o menos diferente de la que antes ya hubiera podido dar a la misma, e introducir en ella nuevos elementos que me acerquen a la “Verdad” que pudiera haber en ella.  Así las cosas, mi querido lector debe tener presente que estas reflexiones no son de ninguna manera definitivas, sino solo una humilde y sincera aproximación a la temática que se propone.

A decir del sociólogo  Max Weber el proceso de desencantamiento del mundo y de la creciente racionalidad aparejada con este proceso es lo que nos ha permitido conquistar el “progreso” de la modernidad.  Si bien esto es cierto, el proceso de racionalización e intelectualismo que jalonó la sociedad durante el siglo XIX, radicalizó aún más la desconexión del individuo consigo mismo y con el Macrocosmos del cual es imagen.

Es precisamente, ante esta abrumadora sensación de desconexión y separatividad, ante este desconsolador desasociego, que la Teúrgia/Magia cobra valor y preponderancia en el mundo de hoy.  Ella nos brinda la posibilidad de entrar en contacto con nosotros mismos y con el absoluto, llamado en la Tabla Esmeralda la “Cosa Una” y a partir de allí conectarnos con nuestra realidad trascendente aportándonos nuevas maneras de leer y afrontar nuestra realidad cotidiana.  Bien dice Israel Regardie: “el despertar del hombre interno, su alineamiento con la consciencia y los poderes del universo que le rodea”.


Pero para poder comprender plenamente cual es el propósito u objetivo de la Magia/Teúrgia es necesario practicarla. Solo aquel que se aboca a su estudio y practica puede dimensionar, por conocimiento de causa, los efectos que tiene en su ser físico y espiritual y en el mundo que le rodea.  Así que a todos aquellos que pudieran interesarse por la Magia los invito a estudiar y practicar, con humildad y sinceridad, por un tiempo prudencial, a fin de notar los efectos que produce.


La Tabla Esmeralda, establece que lo de arriba es como lo de abajo, por tanto el Hombre, Microcosmos en el Macrocósmos, a través de la Magia y su método puede lograr el conocimiento de sí mismo y entrar en comunión con su Dios Interior y así armonizarse con la Cosa Una, con el Cosmos y sus Leyes y con las fuerzas o Aeones que constituyen otros microcosmos distintos al suyo y que forman parte del gradiente emanado de lo Absoluto.


Siendo el Hombre un reflejo del Macrocosmos encierra en sí las Leyes Universales que rigen la naturaleza y puede, a partir de tal conocimiento y de la práctica mágica influir en sí mismo, en su medio, y ser señor o artífice de su propio destino.

Ahora bien, no puede perderse de vista que este proceso de autoconocimiento, o de reconocimiento del Ser Verdadero y de regeneración, reintegración, comunión y unidad que se logra con la Magia/Teúrgia, si bien permite elevar la conciencia individual hacia los planos superiores de existencia hasta conquistar las alturas del mundo de Atziluth, en virtud del principio del mentalismo, según el cual, todo es mente, o como afirma la física moderna, todo es vibración, repercute por resonancia, cual dos diapasones que se acercan, en toda la humanidad, elevando también su tasa vibratoria e invitándola a conquistar las mismas alturas.

Se verifica así lo expresado por los Muy Honorables Fratres y Sorores del pasado en los Fliying Rolls (Rollos Volantes), cuando expresan que “el objetivo principal es lo que se llama Alta Magia o el desarrollo del lado espiritual de nuestra naturaleza en contraposición con la naturaleza puramente intelectual”.  Es que con la Magia/Teúrgia se Diviniza lo material y se materializa lo Divino.


Este proceso, sin lugar a dudas, trae consigo el despertar de cualidades latentes en el Hombre, y es por ello que Franz Hartmann escribe:

“Puede definirse la Magia como la ciencia que trata de los poderes mentales y morales del hombre y le enseña la posibilidad de regular los suyos y los ajenos. Para estudiar los poderes del hombre, es necesario saber qué es el hombre y su relación con el universo. Si debidamente lo investigamos hallaremos que los elementos componentes del hombre son en esencia los mismos que constituyen el universo, es decir, que el universo es el Macrocosmos y el hombre su fiel reproducción o Microcosmos”.

Estos “poderes” desarrollados le permiten lograr que se produzca un cambio, tanto a nivel físico como a nivel de la conciencia, tanto de los cuerpos visibles, como de los invisibles, de acuerdo con la voluntad, utilizando medios no comprendidos actualmente por la ciencia occidental tradicional, con el propósito de obtener el Conocimiento (GNOSIS) y la Conversación con el Santo Ángel Guardián.  El Mago/Teúrgo entonces se convierte en un artesano que puede modelar, a partir de su Voluntad, el Mundo.

             

Para concluir, diré que la Magia se yergue como el faro que puede guiar al ser humano hacia la consecución de la finalidad de su vida, permitiéndole realizarse a nivel espiritual, mental y material; pero también puede dirigir a la humanidad, como un solo cuerpo y un solo alma, a la conquista de la evolución colectiva del planeta, que nos permita armonizarnos con el plano superior y habitar “La Jerusalén celeste”, retornar al Jardín del Edén o hacer manifiesto el Reino [Soberanía] de los Cielos.  

La reintegración es posible. El Hombre puede regenerarse y ascender por las esferas del Árbol de la Vida hasta fundirse con la unidad, y la Magia/Teúrgia proporciona las herramientas para la consecución de este fin.  Bien Expresa Paul Foster Case, citando a Eliphas Levi:

“La Magia es la divinidad del hombre realizada en unión con la fe; los verdaderos Magos son Hombres-Dios en virtud de su íntima unión con el principio Divino. No tienen miedos ni deseos; no los domina falsedad alguna, no participan en ningún error; aman sin ilusión y sufren sin impaciencia, reposando en la quietud del pensamiento eterno. Un Mago no puede ser ignorante, ya que la Magia implica superioridad, maestría, madurez, puesto que tal término designa la emancipación por el conocimiento. El Hombre-Dios no tiene derechos ni deberes, sino la ciencia, la voluntad y el poder. El es más que libre, es maestro, no ordena, crea; no tiene que obedecer, porque nadie puede mandarle. Lo que los Hombres llaman deber, él lo llama su grato placer; hace el bien porque lo desea y no quiere nunca otra cosa. Coopera libremente con todo lo que hace progresar la causa de la justicia, y para él el sacrificio es el lujo de la vida moral y la magnificencia del corazón. Es implacable hacia el mal, porque no hay en él ni el menor rastro de odio hacia los malvados. Considera el castigo infringido como reparación, como benéfico y no contempla la idea de venganza”.

He aquí el ideal Mágico/Teúrgico que debemos perseguir encarnar, y la Magia/Teúrgia es el camino que nos lleva a él.

Fraternalmente in LVX,

L.A.M.


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